Mitos y leyendas: Apolo y Dafne

¡Hola mundanos! Ya tocaba una entrada de estas. El mito de hoy es de un acosador con una flecha clavada, una bonita casihistoria de amor. Si Eros (Cupido), no hubiera metido su arco en todas partes, claro:


Apolo, gran cazador, quiso matar a la temible serpiente Pitón, dándole fin en el templo de Delfos
Orgulloso Apolo de la victoria conseguida sobre la serpiente Pitón, se atrevió a burlarse del dios Eros por llevar arco y flechas siendo tan niño:
-¿Qué haces, joven afeminado -le dijo-, con esas armas? Sólo mis hombros son dignos de llevarlas. Acabo de matar a la serpiente Pitón, cuyo enorme cuerpo cubría muchas yugadas de tierra. Confórmate con que tus flechas hieran a gente enamoradiza y no quieras competir conmigo.
Irritado, Eros se vengó disparándole una flecha de plomo para que se enamorase de la ninfa Dafne, y a esta otra de plomo para que le rechazase. Así, Apolo la perseguí sin descanso, y Dafne intentaba por todos los medios huir de él.
Cuando Apolo iba a darle alcance, Daphne pidió ayuda a su padre, el río Peneo de Tesalia, el cual la transformó en laurel. En otras versiones, Daphne pide ayuda a su madre Gea. 
Este nuevo árbol es, no obstante, el objeto del amor de Apolo, y puesta su mano derecha en el tronco, advierte que aún palpita el corazón de su amada dentro de la nueva corteza, y abrazando las ramas como miembros de su cariño, besa aquél árbol que parece rechazar sus besos. Por último le dice:
-Pues veo que ya no puedes ser mi esposa, al menos serás un árbol consagrado a mi deidad. Mis cabellos, mi lira y aljaba se adornarán de laureles. Tú ceñirás las sienes de los alegres capitanes cuando el alborozo publique su triunfo y suban al capitolio con los despojos que hayan ganado a sus enemigos. Serás fidelísima guardia de las puertas de los emperadores, cubriendo con tus ramas la encina que está en medio, y así como mis cabellos se conservan en su estado juvenil, tus hojas permanecerán siempre verdes.

La metamorfosis de Daphne ha sido magistralmente descrita por Ovidio:
“Apenas había concluido la súplica, cuando todos los miembros se le entorpecen: sus entrañas se cubren de una tierna corteza, los cabellos se convierten en hojas, los brazos en ramas, los pies, que eran antes tan ligeros, se transforman en retorcidas raíces, ocupa finalmente el rostro la altura y sólo queda en ella la belleza”.


Hija de Zeus 


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